Érase una vez una niña llamada Marta, cuando estaba en casa llamaron a la puerta y ella abrió. Allí estaba el cartero que le entregó un paquete que era una invitación para ir a la selva.
Marta hizo la maleta y se fue a la selva, al llegar montó la tienda de campaña y pronto se hizo de noche y ella decidió irse a dormir. Se metió en su saco de dormir pero tenía mucho miedo porque se escuchaban todo tipo de sonidos como los aullidos de unos lobos, el movimiento de los árboles con el viento...
Cuando se hizo de día salió de la tienda, desayunó y dió un paseo por la selva para ver que animales se encontraba. Pudo ver monos, loros, árboles frutales (plátanos, mangos, cocos...). Estaba a punto de irse escuchó un ruido entre unos arbustos y fue a mirar y... ¡era un león!
Empezó a correr a toda velocidad hasta que pudo ver que el león ya no le perseguía y en ese momento decidió que era hora de volver para su casa que la selva era muy peligrosa.
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